Día 66. Un buen día

Un buen día, sin saber muy bien por qué, te levantas de la cama y te sientes un verdadero privilegiado. Privilegiado por haber escapado de un invierno que ahora acaba y que todos recordarán como el más duro de los últimos años. Un invierno del que, sin embargo, tú nunca te acordarás porque te lo pasaste tostándote al sol con un zumo del alguna fruta exótica entre las manos. Privilegiado por haberle puesto, a estos tiempos de crisis, una banda sonora de samba y bossa nova, codeándote con actores de Hollywood y la realeza europea. Privilegiado por haber logrado empezar otra vez de cero en un lugar tan distinto a lo que esperabas pero en el que muchos desearían ester. Porque, dure lo que dure y acabe cuando acabe, esta experiencia ya ha valido la pena. Y aunque puede que este arranque de optimismo no sea más que el primer sintoma de un principio de insolación se que, lo mejor, todavía está por llegar...



"...no he vuelto a pensar en ti hasta que he llegado a casa. Y ya no he podido dormir como siempre me pasa..."