A continuación, un breve ejemplo ilustrado sobre los efectos de la llamada globalización extraido del diario de a bordo de Oysterboy. Advertencia; No tiene moraleja, no la busquen:
Una pareja de argentinos con sus tres hijas menores, dos de ellas peruanas y una costarricense, llegan al aeropuerto de Río de Janeiro, en Brasil, desde Buenos Aires para tomar un vuelo hacia Panamá, donde residen. Tras un accidentado viaje pierden la reserva del vuelo a Panamá, se quedan sin dinero, y se ven obligados a vivir durante más de un mes en el aeropuerto brasileño. En el camino, solicitan asistencia tanto a los consulados de Argentina como de Italia, debido a que un abuelo de la madre de la familia es italiano. Tras ofrecerles regresar a Buenos Aires, deciden que allí no tienen ningun futuro e insisten en la idea de viajar a Panamá, donde aseguran tener mayores expectativas. La madre de familia, que además de español habla con fluidez portugués, inglés, italiano y alemán, incluso se plantea la opción de pedir ayuda a un amigo de la familía venezolano para lograr viajar desde Caracas, sin éxito. Finalmente, tras un mes viviendo en el aeropuerto con la ayuda de los trabajadores del mismo, parece que podrán viajar a Panamá la próxima semana y ahí acabará, al menos de momento, su periplo.
Atentos a esta disparatada, llena de lagunas y contradictoria historia permanecen tres periodistas, dos de ellos argentinos y uno español, que trabajan en Brasil como corresponsales de sus respectivos medios, uno de Francia, uno de Argentina y otro de España. Era un viernes cualquiera, de esos que se anticipan tranquilos y aburridos. Hasta que la cosa se lía y....
"...niños iraquies huídos de la guerra no obtienen visa en el consulado americano de Egipto para entrar en Disneylandia...
Hace 3 años
me ha encantado :)
ResponderEliminaresta noticia es el sueño de gilman!
ResponderEliminarana b/ A veces la realidad supera cualquier ficción...
ResponderEliminarMiNeKo/ Pues si, con esa historia nos hubiesemos ahorrado más de un manual coñazo.
pd: Gilman...que tiempos...
Eso digo yo: Gilman, qué tiempos. Violeta, te mereces un aplauso por esta referencia tan brillante. Ahí va.
ResponderEliminar(Y de fondo suena algo así como "l'acceleració dels fluxos comercials en la darrera meitat del segle XX ha comportat una mundializació, una radicalització dels intercanvis i una translocalització dels...". Again, qué tiempos!). Por cierto, Gilman soñaría con este hilo de comentarios si Celia se hiciera presente.
Cuentan por ahí que si repites su nombre frente a un espejo tres veces, se aparece para darte un aula magistral sobre transmundiaglocalización...
ResponderEliminarGilman, Gilman,...