...ponía los pies por primera vez en aquel lugar. La ciudad pequeña más grande del mundo, decían. O quizás era al revés, ya ni me acuerdo. Con pantalones cortos, con lluvia y sin maleta hacía mi entrada triunfal un día como hoy de hace tres años, que ahora queda tan lejano bajo este sol tropical que me ilumina. Difícil imaginar que algún día viviría en un lugar tan diferente y opuesto. Ya no hay más autobuses amarillos, ni galletas de canela, ni regaliz (deesenegroquenuncamegustó) por todas partes. Se acabó el pepino agridulce, la Tuborg y el Social Club. Las cenas "encasade", los proyectos absurdos y los viajes improvisados. Ya nada es tan sencillo, ni tan simple. O a lo mejor si. Lo que es seguro es que un parte de mi se quedó allí como también, a pesar de lo que hubiese creido hace meses, otra se quedará a este lado del charco.
"I'll swim the ocean, whisk you away, til were in denmark, youll hear me say..."
cómo andamos? he vuelto de mi 'retiro' veraniego y ya estoy en nuestra querida ciudad... veo q te va bien :) me gustan tus últimas entradas. un abrazo muy muy grande, cuídate! y no te comas la seta esa de tu casa, eh? jajajajaja
ResponderEliminarana b/ Bienvenida de nuevo a la realidad postvacacional. Yo me las cojo en dos semanas (iuju!). Rumbo al fin del mundo...
ResponderEliminarMineko/ No era una sombrilla, era una parada de autobús. Va, a que te encanta?
Y parece que te olvidaste de un detalle: la inmensa paciencia de los daneses para poder discutir sobre los temas más absurdos durante horas. Y si es en los trabajos en grupo, ni te cuento...Un saludo desde otro lado en el que discutir horas y horas sobre asuntos absurdos es un hobbie...
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