De vez en cuando uno se topa sin quererlo con pequeñas maravillas que le devuelven la fe (y la envidia) por el talento ajeno. Y le obligan a compartirlas con aquellos que, de vez en cuando también, se topan con un lugar tan absurdo como este. Aquí va una muestra de que la animación puede ser una cosa muy seria. Una bonita y agridulce historia sobre una niña que tenía los ojos del color de dos charcos de lodo y un hombre de casi cincuenta cuyo amigo invisible es adicto a los libros de autoayuda. Una historia real sobre dos vidas complicadas, sobre dos de esos seres que deambulan sobreviviendo a sus propias rarezas en un entorno que subestima lo diferente. Dos números primos que se acaban encontrando en una compartida inadaptación al mundo. Pero, por encima de todo, una bonita historia sobre la amistad sin caer en lo fácil y un regalo para los ojos. Que la disfruten.
"God give us our relatives. Thank God we can choose our friends."
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