Cuatro días para escapar de la rutina, de ese halo de decadencia que hay en cada rincón de esta ciudad. Para volver a descubrir que hay mucho Brasil más allá de Río. Para dejar las chanclas guardadas en el armario y cambiarlas por un abrigo. Para tapar la arena con asfalto. Cuatro días en la tercera ciudad más poblada del planeta que, sin embargo, a ti te resulta extrañamente acogedora y familiar. Y te entran ganas de quedarte. Pero vuelves, vuelves "a casa". A esa casa que quieres y odias a partes iguales. Que te está enseñando tanto. Y lo que queda...
Hace 3 años
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