"La incertidumbre es una expresión del grado de desconocimiento de una condición futura.
La incertidumbre puede derivarse de una falta de información o incluso porque exista desacuerdo sobre lo que se sabe o lo que podría saberse."
Cumplir seis meses en esta ciudad sin ley no tendría mayor relevancia si no fuera porque, de algún modo, empiezo a tener la sensación de que el reloj, que hasta ahora giraba despacio hacía adelante, ha comenzado a hacerlo más deprisa y cuenta atrás. Hoy me quedan menos días aquí de los que ya he vivido. Y aunque todavía tengo muchas cosas que hacer a este lado del Atlántico, lo cierto es que no me da pena pensar que queda algo menos para mi vuelta "al mundo real". Y eso me lleva a pensar, inevitablemente, en lo que me espera a mi salida de esta burbuja en la que he vivido placidamente los últimos seis meses. Una burbuja en la que, además de aprender muchas cosas, he podido ordenar mis prioridades de cara al futuro.
Es verdad que un cierto temor a la crisis y a viejos fantasmas de los que huí rumbo a Río estarán acechando a mi vuelta. Como también lo estarán los amigos, las navidades multitudinarias, la familia, el frio que espabila, los viajes y reencuentros, una (probablemente) nueva ciudad por explorar a fondo y un montón de nuevos desafíos.
Pero aún es pronto para eso. Hasta entonces me queda mucho Brasil que investigar, muchas caipirinhas (a incomparable precio) que ingerir, muchas horas de sol y playa, alguna visita prometida e imperdonable y una (muy esperada) incursión en tierras argentinas y quien sabe si polares.
"Puede que todo siga igual, también puede que no sea así. Y este sea un buen principio, principio de incertidumbre..."