14 ago 2010

Malditos ojos

Malditos ojos los tuyos. Que atraviesan los cuerpos, que hacen temblar las palabras y rehuir las miradas. Nadie debería tener tanto poder concentrado en sólo dos focos. Nadie, y lo sabes. Dos armas de masiva destrucción, dos bombas de racimo, dos minas antipersona dispuestas siempre para la batalla. Malditos ojos los tuyos, si, que deberían estar prohibidos por decreto, por norma con rango de ley. Desterrados en algún lugar seguro, a salvo de tartamudos potenciales y de inestables funcionales. A salvo de aquellos dispuestos a jugarse más de lo que pueden pagar por una mirada de esos ojos, esos malditos ojos.

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